LOBATO, I.. La matriz GAGO como método de catalogación de especies invasoras. Revista Ecosistemas, Norteamérica, 21, dic. 2012. Disponible en: <http://www.revistaecosistemas.net/index.php/ecosistemas/article/view/712>. Fecha de acceso: 28 dic. 2012.
Resumen.
La matriz GAGO como método de
catalogación de especies invasoras. Cuando un problema llega a la cota de ser
considerado como segunda causa de pérdida de biodiversidad, es que ha llegado
el momento de actuar, de adoptar una
postura valiente y empezar a atajar el problema desde su base, delimitando
objetivos y circunscribiendo responsabilidades. Es en esta línea donde la
catalogación de especies invasoras tiene mucho que decir, y por añadidura las
herramientas destinadas a facilitar dicha labor. Herramientas como la matriz
GAGO, la cual se presenta como una oportunidad para llevar la catalogación a
escala del aquí y ahora, a través de un sistema de codificación basado en
parámetros biológicos básicos y de fácil acceso documental.
Palabras claves: especies exóticas, ecología de invasiones,
invasiones biológicas, catálogo.
Abstract.
The GAGO matrix as a cataloguing method of invasive
species. When a problem reaches the stage of being considered as the second cause
for loss of biodiversity, time as come to set in motion, adopt a bold attitude and
star to intercept the problem from the founding, setting our goals and determining
responsibilities. Keeping this idea in mind, the cataloguing of invasive
species becomes remarkable as well as the tools to carry out this task. Tools
as the GAGO matrix stands for an opportunity to develop the cataloguing at the
very precise moment, trough a codification system by means of basic biological
parameters and a straightforward documentary access.
Keywords: exotic species, invasion ecology,
biological invasions, catalogue.
Antecedentes.
Por muy variadas
que sean las causas de introducción, éste es evidentemente un problema de
mercados, dado que es él quien intensifica el transporte de mercancías, propone
la venta de mascotas o redistribuye las plantaciones de cultivos. De modo que
enfrentarse a este problema obviando las reglas de mercado, es conceder
demasiada ventaja a un problema que ya se ha constituido como la segunda causa
de pérdida de biodiversidad (weber, 2003). De ahí, la necesidad de asimilar la
catalogación ambiental a los sistemas
comerciales para que operen a las mismas escalas espaciotemporales y de
priorización de recursos económicos y personales.
En este sentido,
una de las posibles debilidades que se plantean es la de la escala temporal, ya
que en la actualidad se trabaja a nivel de hoy para mañana, o lo que es lo
mismo, la invasión se produce hoy, pero yo la considero como tal, mañana. Lo
cual redunda en la cadena de actuación, pues ignora la detección temprana y
rápida respuesta, para convertirse en un método de contención, pues queda
limitado a que las especies que ya han invadido no extiendan su ocupación. Muy
estrechamente relacionado con este aspecto, pues si se da tiempo a un invasor
tiende a ocupar todo el espacio, está la escala espacial, que por lo general
suele presentar cierta tendencia a la consideración en términos de nación.
Hecho que infravalora el dinamismo ecosistémico, pues no se debe olvidar que lo
que aquí y hoy es un invasor, mañana y allí será un recurso ecológico a
considerar. Un buen ejemplo de ello es el cangrejo rojo americano para la
cuenca del Guadalquivir (Zulima, 2010), del cual nadie duda que es una especie
invasora; ahora bien, si la pregunta se formula como si al ser una especie
invasora ha de ser erradicada a nivel de nación, la cosa ya no esta tan clara,
pues eliminarlo de dicha cuenca puede generar serios desequilibrios ecológicos.
De ahí la necesidad de ampliar el prisma de actuación a la escala de entorno:
en este punto concreto es un invasor, y en este punto concreto, al menos hasta
restituir las poblaciones autóctonas que ha desplazado, no debe ser considerado
como un invasor a erradicar.
También es
importante destacar que, si bien el mercado se comporta como mecenas de las
invasiones biológicas (Pimentel, 2002), la lucha contra las mismas carece de un
apoyo económico de tal magnitud, de modo que se debe afrontar un problema de
gran relevancia con recursos efímeros, pues contar con un equipo exclusivo de
catalogación para cada rincón es ilusorio toda vez que el esfuerzo inicial
cese, y no se puede olvidar que un compendio de especies de este tipo es un
ente dinámico y que requerirá de una dedicación en el tiempo constante y para
cualquier espacio. Es por ello que las mejores oportunidades a este respecto
deben pasar por aprovechar las infraestructuras de estudio ambiental
disponibles y reeducando a los efectivos existentes (Capdevila, 2006).
En consecuencia,
no se trata de hacer un listado de los más buscados o invasiones
representativas, sino que, en clara analogía al mercado, del mismo modo que un
catálogo comercial es mucho más que una mera foto, un catálogo ambiental debe
constituirse en un sistema de información codificada, de fácil acceso y que de
respuesta a las preguntas de dónde, cómo y cuándo con la mayor premura posible.
Método.
El presente
método se postula como una método de estudio trifásico, que opera en base a
tres fuentes de información (matriz de competitividad o matriz GAGO, análisis
de invasividad y análisis de vulnerabilidad), para cada uno de sus tres ámbitos
de estudio, fauna, flora y mixto.
La primera de
las fases obedece a la confección de una matriz
de competitividad para cada ámbito de estudio, la cual es el resultado
de confrontar las especies autóctonas con aquellas susceptibles de ser
consideradas como invasoras, es decir, aquellas especies alóctonas detectadas
en el área de estudio, en entornos cercanos o que por su modalidad de
dispersión, pueda considerarse factible su invasión. De este modo, se consigue
un efecto embudo en la incorporación de especies a la matriz, pasando de una
lente preventiva más amplia, como son las especies susceptibles de invadir, a
una óptica más precisa como es la incorporación de las especies foráneas
detectadas en el propio área. Dicha confrontación atenderá a los siguientes
parámetros, según trabajemos en la matriz para fauna, vegetal o mixta:
§ Matriz de
competencia para fauna:
·
Hábitats: se procederá a la comparación en base al entorno
ocupado dentro del propio ecosistema (carrizal, zona de cultivo, etc.). En
aquellos casos que una especie en particular desempeñe sus funciones vitales
(alimentarse, reproducirse…) en varios hábitats, serán tenidos en cuenta todos ellos,
realizándose una valoración para cada uno de los mismos.
·
Alimentación: se evaluará la posibilidad de competencia en
cuanto a hábitos nutricionales.
·
Depredación: se establecerán las relaciones entre
depredador-presa que pudieran ser
consideradas como plausibles entre especies nativas y foráneas.
·
Lugar
de anidación-reposo: se confrontarán a las especies en función de sus
preferencias por los lugares de anidación o reposo, tales como nidos o
madrigueras.
·
Transmisión
de enfermedades: en aquellos casos en que se cuente con pruebas evidentes de que
la especie exótica actúa como un vector de transmisión, los organismos
implicados serán confrontados en una relación negativa para el receptor. Tómese
como ejemplo el caso del cangrejo rojo americano y sus homólogos autóctonos.
§ Matriz de
competencia para flora:
·
Zonas de vida de Holdridge: tal y como hace referencia el
sistema de clasificación propuesto, la variable de estudio son los factores
bioclimáticos sistematizados en zonas de vida (Holdridge, 1987).
·
Sustrato: se estudiará
la posible coincidencia con respecto a sustratos similares, bien por tipo de
suelos, o bien en referencia a otros tipos de sustratos, cuando se trabaje, por ejemplo, con plantas acuáticas.
·
Germinación: el factor a valorar, es que especie germina en
una estación menor, de manera que, en caso de germinación por parte de la invasora
en estaciones iguales o inferiores, se pueda
hablar de factor negativo para la vegetación autóctona.
·
Crecimiento: se atenderá a la velocidad del mismo, estableciéndose
dos categorías, rápido y lento, de modo que un rápido crecimiento pueda ser
considerado como un evento determinante en la capacidad para desplazar a otras
especies del entorno.
·
Alelopatía/enfermedad: en aquellas especies de las que se
tenga constancia de una relación alelopática (Inderjit, 2008) o de transmisión
de enfermedades, se contemplará el tipo de relación entre las especies
implicadas, valorándose el beneficio o perjuicio de la relación alelopática, y
la negatividad de la transmisión de enfermedades.
§ Matriz de
competencia mixta:
·
Hábitats: se buscará la posibilidad de encuentro en un
entorno determinado por parte de especies vegetales y animales.
·
Depredación: se establecerán
las relaciones depredadoras plausibles entre sendos grupos.
·
Reproducción:
se analizará la factibilidad de que una especie pueda interferir en la
capacidad reproductora de otra, ya sea de forma directa o de forma indirecta,
como, por ejemplo, sería el caso de depredación sobre insectos polinizadores en
relación a la reproducción vegetal.
·
Alelopatía/enfermedad:
se considerará la evidencia de relaciones alelopáticas entre especies vegetales
y animales (Hierro, 2003), así como la constatación de la transmisión de
enfermedades entre sendos grupos.
En la problemática de las
invasiones biológicas el tiempo es oro, y la determinación de competitividad o
no, ha de hacerse de forma casi instantánea. Ante esto no queda más que
recurrir a bases de datos sistematizadas, de manera que cada parámetro a
evaluar se constituya en un código alfanumérico vinculando a cada especie lo
que vendría a ser algo similar a un código de barras. Por poner un ejemplo, si
trabajamos con la variante para fauna, y sin entrar en mucho detalle, se podría
hablar de un organismo identificado como H2, A1, A2,
D1, D2, N3, T0 en relación al
siguiente listado:
·
H1, H2, H3… si
H1= campos de cultivo, H2= márgenes de ríos, H3=subsuelo…
·
A1, A2, A3… si
A1= pequeños peces, A2= pequeños anfibios, A3=cereales…
·
D1, D2, D3… si
D1 depreda = pequeños peces, D2= anfibios, H3=
pequeñas aves…
·
N1, N2, N3… si
H1= suelos de cultivo, H2= árboles de grandes copas, H3=
subsuelo blando…
·
T0, T1… si T0=
no hay registrado ningún caso de transmisión de enfermedad entre las dos
especies cruzadas, T1= se cuentan con evidencias constatadas de
transmisión de enfermedades entre sendas especies.
Con respecto a la construcción de
la matriz GAGO, una vez se han establecido las categorías de codificación, el
cruzamiento resulta tan sencillo que no requiere de un cuerpo de trabajo
especializado, sino que los mismos operarios de los espacios naturales
afectados se encargarán de la elaboración de la misma.
En referencia al proceso de
evaluación, este consistirá en la asignación de tres caracteres (N, P, y 0) en
relación a las especies nativas, es decir, que se hablaría de N si la
coincidencia de los parámetros se muestra como negativa para las especies
autóctonas, como, por ejemplo, en el caso de que aniden en el mismo soporte, P
si la relación es beneficiosa, como sería el caso de que las especies nativas
depreden sobre las invasoras, y 0 si no se establece coincidencia entre
parámetros.
En base a esta información, se
puede intuir que especie es susceptible de ser incluida en el catálogo, a razón
de que manifieste una mayoría de resultados N sobre las especies originarias.
No obstante, ya se ha comentado la necesidad de dosificar los esfuerzos, y pese
a que el criterio de competitividad alerta de un perjuicio, será necesario
acometer dos fases más para validar que especies parten con ventaja o desventaja
en este evento competitivo, pues las que interesa tratar son las relaciones de
competencia que el medio natural no puede subsanar por sí solo.
|
Alopochen aegyptiacus
|
Amandava amandava
|
Ephippiorhynchus senegalensis
|
Estrilda astrild
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||||||||||||||||
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H
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A
|
D
|
N/R
|
E
|
H
|
A
|
D
|
N/R
|
E
|
H
|
A
|
D
|
N/R
|
E
|
H
|
A
|
D
|
N/R
|
E
|
Actitis hypoleucos
|
N
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0
|
0
|
N
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0
|
N
|
N
|
0
|
0
|
0
|
N
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0
|
N
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0
|
0
|
N
|
N
|
0
|
0
|
0
|
Acrocephalus arundinaceus
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N
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0
|
0
|
0
|
0
|
N
|
N
|
0
|
0
|
0
|
N
|
0
|
0
|
0
|
0
|
N
|
N
|
0
|
0
|
0
|
Acrocephalus scirpaceus
|
N
|
0
|
0
|
0
|
0
|
N
|
N
|
0
|
0
|
0
|
N
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0
|
0
|
0
|
0
|
N
|
N
|
0
|
0
|
0
|
Tabla
1. Simulación de Matriz de
competencia para fauna.
Variables: Hábitat (H), Alimentación (A), Depredación (D), Lugar
de Anidación-Reposo (N) y Transmisión de enfermedades (E).
Valores: Positivo (P), Negativo (N) y Neutro (0).
Esta segunda y tercera fase de
validación es lo que se denomina análisis de invasividad y análisis de vulnerabilidad, y se llevan a
cabo con aquellas especies amenazadas que presenten una estrecha relación
negativa con alguna especie exótica. La designación de este tipo de atributos,
siempre implica cierto riesgo, en tanto que puede ser un evento subjetivo,
razón por la cual, se recurre a una adaptación del modelo estadístico ACPF
(Aguilera, 1996b), para obtener un valor ponderado lo más fiable posible. Del
mismo modo que este método es ampliamente utilizado por compañías de seguro
para gravar o incentivar las primas de seguro en función del riesgo de
accidente para los distintos perfiles de conductores, en nuestro caso, podemos
recurrir al mismo, para establecer unos patrones de mayor o menor impacto en
función de los atributos destacados de cada especie.
Para el caso del análisis de
invasividad, se debe procurar el acercamiento a la realidad desde el prisma del
invasor, es decir, recurrir a los estudios realizados sobre la especie objeto
de estudio en su región de origen o en otras zonas invadidas, para establecer
cuáles de sus características originarias son potencialmente ventajosas en caso
de competencia, como podría ser la especial voracidad o la territorialidad,
entre otras. Así mismo se ha de valorar no solo los atributos biológicos de la
especie, sino también el carácter antrópico del fenómeno, entrando en el modo
de dispersión y la frecuencia con que esta se lleva a cabo, destacándose
atributos como por ejemplo, un marcado interés comercial de la especie.
En base al análisis estadístico
de las invasiones precedentes, se puede asignar un valor ponderado de impacto
(Valderrama, 2000), es decir, cada invasión descrita es englobada en un perfil
en función a las variables de reino, atributo biológico o antrópico, entorno y
periodo a partir del cual un invasor comienza a producir daños. De esta manera,
las cualidades o atributos que se han reconocido en la especie exótica objeto
de estudio, pueden ser valorados de forma objetiva, en función del patrón
global seguido por las invasiones genéricas.
De forma paralela, se lleva a
cabo el análisis de vulnerabilidad, el cual se trata de una aproximación al
ecosistema desde los puntos débiles del mismo, es decir, aquellas especies que
ya se encuentran en una situación crítica y que cualquier evento competitivo,
por muy leve que se manifieste, actúa como la gota que colma el vaso. Se
recurre a la información previa sobre especies amenazadas en el espacio natural
de estudio, y se evalúan las características de dichas especies que han
derivado en su situación actual, por ejemplo, la pérdida de hábitat, especialización
nutricional, etc., de manera que, en caso de establecerse coincidencia entre un
competidor por alguno de estos factores, se considere tal coincidencia como un
gravamen que pese sobre la balanza competitiva, señalando a un claro perdedor,
la especie amenazada.
Al igual que en el caso anterior,
tales atributos son valorados, en función del análisis estadístico de las
especies amenazadas, las cuales en este caso son englobadas en sus respectivos
perfiles en relación a las variables de reino, cualidad, entorno y periodo en
el que comienzan a verse afectada por el daño.
Una vez que se han asignado los valores a las
distintas cualidades, se seleccionan aquellas cualidades que presenten un mayor
valor de impacto, y son cruzadas en función de la relación entre especie
amenazada y exótica. De manera que, si del cruzamiento de los valores de ambas
categorías, se obtiene un valor superior al establecido como límite, nos
encontramos ante una especie exótica a catalogar con invasora.
A modo de ejemplo, si de la
matriz GAGO se extrae un cruce negativo entre una especie exótica y una especie
amenazada, extrayéndose de los análisis de invasividad y vulnerabilidad, los
atributos de territorialidad y agresividad, para la primera, y de pérdida de
hábitat y envenenamiento por plomo, para la especie amenazada. Estos pueden ser
valorados, obteniendo una asignación de: territorialidad (valor ponderado de
1), agresividad (valor ponderado de 0,9), pérdida de hábitat (valor ponderado
de 1) y envenenamiento por plomo (valor ponderado de 1,1). Finalmente se cruzan
aquellos atributos de mayor valor de impacto y que guardan relación, es decir,
la territorialidad y la agresividad incidirían sobre la pérdida de hábitat,
pero serían inocuos frente al envenenamiento por plomo. De manera que el valor
final, es fruto del cruce entre territorialidad y pérdida de hábitat. Como la
suma de ambos sobrepasa el valor prefijado como límite máximo de impacto,
estaríamos ante una especie catalogable como invasora.
Así pues, tras el tratamiento
siempre de información previamente elaborada para otros fines, y en
consecuencia reutilizada, se puede determinar la inclusión de un organismo en
el catálogo a tenor de su predisposición a competir en un evento ecológico y su
relación vulnerabilidad-invasividad.
No obstante, la catalogación es
solo un paso previo, pues tan importante como catalogar, es estar en
disposición de decidir si es necesaria una actuación sobre el medio o no. Esto
puede resolverse en base a la resolución de las siguientes formulas:
D x R= C
; S x A= H ; C + H= X ; I x V= PR ; X x PR= M
Donde:
D= Daño, se le asigna un valor
que oscila entre (-5) para aquellos casos en que la matriz GAGO arroje varios
casos de relaciones positivas con especies amenazadas, y un valor de (5) para
aquellos casos donde la especie invasora incida de forma negativa sobre varias
especies amenazadas.
R= Reemplazo, contempla valores
que van de 1 a 5 en función de la dificultad de reemplazar a las especies
afectadas por la invasión, resultando el valor 5 la máxima dificultad.
S= Sector dañado, depende de que los efectos adversos recaigan
sobre el sector social, económico, ecológico o sobre varios de ellos
simultáneamente, recibiendo un valor entre 1 y 5, siendo este mayor cuanto
mayor es el número de sectores afectados.
A= Área, representa la extensión
susceptible de verse afectada, valorándose con valores entre 1 y 5 según el
tamaño de la misma.
I= Invasividad, se corresponde
con el análisis de invasividad, otorgándole un valor entre 1 y 5 en relación al
máximo valor ponderado obtenido en dicho análisis.
V= Vulnerabilidad, procedente del
análisis de vulnerabilidad, equipara el máximo valor ponderado a una escala de
1 a 5.
M= necesidad de adoptar medidas.
En consecuencia, si tras los
cálculos propuestos M supera un valor prefijado, nos encontramos ante una
especie invasora que requiere de medidas inmediatas. Por el contrario, si este
valor es inferior al mismo, pese a tratarse de una especie invasora, podemos
postergar en el tiempo la actuación. De esta manera se consigue priorizar los
recursos en función de las necesidades de actuación.
Conclusión.
Es importante
tener presente que una cosa es tener información y otra que la información sea
operativa, y quizás sea esta la mayor virtud de este método, pues del mismo
modo que un censo es mucho más que un número, este sistema de codificación para
la inclusión en catálogos, es mucho más que un compendio de especies invasoras
emblemáticas. Sin ir más lejos, esta forma de operativizar la información
disponible permite llevar la catalogación a la escala del aquí y ahora,
permitiendo dar un respuesta contundente a las invasiones independientemente de
la etapa invasiva en que se encuentre y de la parte del territorio ocupada, ya
sea esta, toda la nación o un pequeña región natural. En una clara analogía
medica, podríamos decir que trabajar bajo esta escala, es operar a bisturí, de
modo que, se minimizan los riesgos, se incrementa la precisión y el efecto
sobre la reducción de costes es considerable.
Con respecto a
los costes, es evidente, que el esfuerzo de establecer unos criterios para la
asignación de los valores alfanuméricos para los distintos parámetros de forma
consensuada, requerirá de un gasto inicial. Un gasto que, no obstante, puede
ser fácilmente asimilado por la reducción que implica minimizar los efectivos
especializados destinados a la catalogación, ya que como hemos comentado, tras
esta primera aportación inicial, puede ser llevada por personal propio de las
zonas naturales de estudio.
Así pues, este
es un método que puede resultar beneficioso de cara a la lucha contra las especies
invasoras, ya que permite magnificar las infraestructuras y bases documentales
ya existentes, para arrojar un valor objetivo sobre la idoneidad de
catalogación y actuación inmediata.
Bibliografía.
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