jueves, 30 de junio de 2011

La situación de la dehesa como reflejo de la problematica de las invasiones biologicas

La dehesa, aparte de ser un ecosistema que acoge a un buen número de especies invasoras, en términos conceptuales puede asimilarse en gran medida a la problemática de las invasiones biológicas. Y en este sentido, puede permitirnos aprender de errores cometidos en el pasado, ejecutados en otro campo, aunque equiparables, en cualquier caso. Sin ir más lejos, la dehesa es un ecosistema, desconocido en su esencia, pues se tiene como un elemento de alta carga natural, pero la población en general, ignora el hecho de que es un entorno dependiente del Hombre. Una dependencia o subordinación antrópica que tiene dos consecuencias importantes. Por un lado, si el hombre abandona la misma, esta se colapsa y se autodestruye, es decir, la dehesa como tal desaparece. Y por otro lado, la guía que impone el hombre sobre la diversidad en la dehesa, limita su capacidad adaptiva, lo cual puede llegar a suponer, como de hecho ha ocurrido con el tema de la “seca” que una enfermedad, o cualquier otro perjuicio ocasiones la pérdida inexorable de las poblaciones, sin que prácticamente se pueda tener un margen de maniobra en tareas de conservación.
Pues bien, dicho esto, podemos aplicar dichas consideraciones al problema de las especies invasoras, resultando en tal caso, que nos encontramos con una situación de la que nadie duda que tiene un componente natural, pues al fin y al cabo son animales y plantas. Sin embargo, tal componente natural, dada su subordinación al hombre, puede resultar engañosa, pues es natural, mientras el hombre así lo desee, y me explico, del mismo modo que una dehesa requiere de podas selectivas, una cotorra tropical en territorio templado, requiere del hombre para que elimine a sus competidores y le suministre alimento, en cuyo caso se establecerá una relación de pseudo-naturalidad mientras sendas acciones se den. Lo cual es un problema, pues en este caso, la apuesta del hombre por las especies exóticas depende de modelos económicos y cambiantes, luego, tarde o temprano, estamos ante el colapso del exotismo, al igual que, se colapso la dehesa por la pérdida del valor económico de la misma.
Además, hemos de tener en cuenta, que tal situación de psudo-naturalidad, no responde a criterios evolutivos, y que por tanto es totalmente vulnerable ante cualquier perjuicio ambiental.
Estas consideraciones, vienen a indicar el error de seguir estrategias de futuro en base a criterios naturales mediados por intereses económicos, pues el modelo de mercado cambia a una velocidad incompatible con la maniobrabilidad evolutiva, de manera que no podemos hipotecar nuestro medioambiente, bajo la excusa de “la vida se abre camino”  pues, en este caso, la vida se abre camino, o bien subvencionada por el hombre, o bien a base de un enorme sacrificio, medido en pérdida de especies, que tal vez no podamos asumir.